Granada: quinto round

Si hubiera llegado a Granada desde el norte, tal vez no me hubiera causado tan buena impresión. Pero el hecho es que llegué desde el sur, tras dos semanas de lucha en la costa mediterránea española con el turismo español y después de un viaje a través de más de cien kilómetros de invernaderos que no solo incentivan la productividad agrícola sino que ocultan prácticas de semiesclavitud.

Mejorar se convirtió en un reto muy fácil de superar.

Invitación

Si os habéis perdido mis primeros cuatro rounds, podéis daros una vuelta por los post anteriores.

Tal vez -otra vez, tal vez- esté siendo demasiado exigente con Granada. No sé por qué lo soy. La verdad es que me gustó bastante. Disfruté mucho paseando por sus empinadísimas cuestas. Algunas de ellas, con tanta pendiente que incluso ir cuesta abajo costaba. Los treinta y pico grados, supongo que también tuvieron algo que decir.

Sufrida turista Entre calles. Entre silencio.

De noche, Granada resulta aún más atractiva. Lo tengo claro.

Cuanto menos gente, mayor es mi felicidad. Además, las fotos que hago las veo más sugerentes. Recuerdo que hace algunos años, guardaba la cámara en mi bolsa al caer el día y desaparecer el sol, pero hoy, me doy cuenta de que cuanto más oscuro, mayor es la intensidad de la luz.

La música ilumina la noche Amarillo REM

Ahora, incluso busco la noche en el día.

Paseando por La Alhambra, entre columnas, leones y ovejas marcadas con pulseras de colores y guiadas por modernos pastores con micrófono en mano, miro hacia arriba y, en el techo, descubro un perfecto cielo estrellado creado por el más endiosado de los seres, el humano. Me detengo, alzo las manos y lo tomo con una fotografía imperfecta.

También, tumbado en la cama del hotel, cansado por la frenética actividad del turista, encuentro el deseo nocturno al despertar de la siesta; parpadeo con suavidad, por miedo a cambiar la escena y por modorra. Agarro la cámara y pinto un suspiro íntimo, de baja luz y alta intensidad.

Cielo cerrado Piernas

Definitivamente, me gusta la noche de Granada y descubrir a turistas fuera de los locales nocturnos atraídos por creaciones de piedra, sintiendo cómo nace en la cara una sonrisa sincera y una excitación en el alma.

Señalado

Además, Granada tiene grandes monumentos arquitectónicos de extraordinario valor histórico.

De La Alhambra ya he hablado un poco, destacando su ingrata popularidad; es el complejo turístico más visitado de España, aunque el verano de 2020 tan solo se alcanzó la mitad de las visitas de otros años.

También, tengo que decir que me supo a poco. Tenía el recuerdo (era mi segunda visita) de que era mayor su grandiosidad, aunque tras pasar un verano en Uzbekistan, viajando por las míticas ciudades de la ruta de la seda, como Samarcanda, Jiva y Bujara, mi nivel de asombro está demasiado alto.

Para las personas que no conocen este maravilloso país asiático o nunca hayan estado en Estambul ni, por tanto, en su espectacular palacio Topkapi, La Alhambra sí les asombrará.

Escapar del sol Creaciones humanas

También está la catedral. Dicen que es una joya del renacimiento español. Yo solo puedo hablar del exterior. No llegué a entrar; ya no recuerdo si fue por desinterés, por precio o por horarios.

En el que fue mi siguiente destino del viaje de verano, Jaén, decidí no volver a entrar en ningún templo católico en el que tenga que pagar. Me niego a seguir subvencionando una religión que tanto mal ha hecho, y sigue haciendo, a la humanidad. Represión, tortura, asesinato, lujuria, exceso, mentira… son tantas cosas las que provocan en mí tanto malestar que no puedo dar ni un céntimo más a esta institución.

Así que, me basta con ver el valor arquitectónico exterior y mirar desde fuera cómo las malas conciencias quieren limpiar sus pecados con rezos y dinero.

Limpiar el alma

Pin It on Pinterest