La soledad es un espacio que fluctúa alrededor de una sola persona. Una masa de aire concentrado, inodoro e insípido. Sin esqueleto visible, pero extremadamente duro; tanto que nadie del exterior puede entrar.
Cuando la persona que habita en el interior de esa masa de aire se mueve hacia la izquierda, esa masa de aire se mueve hacia la izquierda. Cuando la persona gira hacia la derecha, la soledad se mueve con ella. Cuando la persona se detiene, la soledad se detiene.
A veces, el movimiento de esa persona es tan rápido que la masa tarda en reaccionar y la persona consigue estar más lejos del centro gravitatorio y más cerca del exterior. Son momentos felices para todo el mundo; para quien vive en la soledad y para quienes viven alrededor de ella, porque el aire es más ligero en esa zona y el calor del contacto humano se deja notar.
En ocasiones, la masa, llevada por la inercia monótona de su habitante, continúa hacia delante sin percatarse de que la persona se detuvo, lo que provoca que haya una pequeña colisión entre la parte trasera de la soledad y su habitante. Ese instante también puede ser aprovechado para disfrutar de la cercanía con el mundo exterior.
Escapar de la soledad no es nada fácil. Principalmente por dos razones: la primera, y la más importante, es que el habitante de la soledad no es consciente de que vive en soledad. Recordemos que es una masa de aire inodoro, insípido y sin esqueleto visible. Además, sin ayuda exterior la fuga es sencillamente imposible. Esta es la segunda razón. Para romper su aeroesqueleto es necesario empujar desde dentro y tirar desde fuera al mismo tiempo.
Algunas personas se rodean de muchas personas, pero, sin preparación ni objetivo conocido, la fuga es imposible. Otras personas, viajan a lugares lejanos con la esperanza de que en cualquier gasolinera o momento de tránsito en cualquier aeropuerto se despiste, se rompa y se evapore. Pero esto nunca ocurre.
Así, vaya donde vaya, esté donde esté, la soledad estará con ellas, por lo que las personas que habitan en la soledad nunca estarán en otra parte que no sea el interior de esta masa de aire concentrado, inodoro e insípido.