Ésta ha sido mi cuarta visita consecutiva al festival de fotografía de Arlés y mi quinta estancia en la ciudad. Ya podréis imaginar que me gusta bastante, sobre todo, si tenéis en cuenta que desde mi casa a Arlés hay 775 km de ida y otros tantos de vuelta, que los recorro, los primeros, durante la tarde del viernes y, los segundos, durante la del domingo.
La mayoría de estos kilómetros los paso a temperaturas superiores a los 35ºC, ataviado con un equipaje motero completo de botas, pantalones chaqueta, guantes y casco.
Así que, seguro que intuís que el trayecto no es nada cómodo y por mucho que os lo explique jamás podréis comprender por qué lo hago. Por eso, recurro a Italo Calvino que lo hace muy bien con esta frase: “volar es lo contrario de viaje: atraviesas una discontinuidad del espacio, desapareces en el vacío […] luego reapareces, en un lugar y en un momento sin relación con el dónde y el cuándo en que habías desaparecido”.
Todo esto viene a que tampoco sé muy bien qué más decir sobre Arlés que no haya dicho ya en otros de mis post. Y esto mismo me pasa con la cámara de fotos; no sé muy bien qué fotografiar cuando estoy allí, porque ya lo he fotografiado todo y de todas las formas de las que soy capaz. Así que me dije este año, Diego, vete con la Yashica de tu suegro y haz un rollo. Y aquí está.
38 fotografías que entraron en un rollo de 36.
Estas son todas las que hice. Podéis ver los aciertos y los errores y, casi más importante aún, el orden de disparo y el encuadre original.
Pues es otra manera de visitar el festival. Como dices no hay mucho más que contar de la ciudad. La quinta será de otra manera. Cada una de ellas debe ser diferente a la anterior. Temperatura, cámara, alojamiento, expo-pirata, nuevas cervezas.
Ya se verá…
Uy, no sé si habrá nuevas cervezas, porque tras 4 años sin avance alguno… Me conformo con que no involucionemos.
Pues yo me quedo con la 10, 29, 32 y 33…hala.
Lo importante es que te quedas con algunas.
Me alegra verte por aquí, de nuevo, Isma.