Si os gusta este post, pasaros por el 2º: Dubai, sin bajarse del autobús
Llevaba la maleta tan llena de prejuicios que no quedó sitio para una sola idea, pero después de aterrizar en tan singular ciudad, me faltaron días y me sobraron ideas. Dubai es una ciudad abierta a la creación. Arquitectos, ingenieros, empresarios… y fotógrafos, cómo no, encuentran en este desierto hiperpoblado una tierra fértil para crear.
Ante cualquier otra consideración, Dubai es atractiva porque es rara. Es una gigantesca ciudad de acero y cristal donde hace poco más de 10 años no había más que arena y edificios de dos o tres alturas construidos no con roca sino con coral. Edificios de coral, sí, habéis leído bien. Esos bloques que veis en la foto no son bloques de piedra. Es coral.
Es rara porque ves nuevos edificios que ya habías visto antes en otras partes del mundo. Al menos hay tres rascacielos que recuerdan, con muy poco gusto, al Chrysler de Nueva York. No uno, ni dos, sino tres. Es raro.
Les mueve el deseo de batir récords, sin importar nada más, ni valorar lo efímero del logro. Ni siquiera la Burj Khalifa, con sus 828 metros, será la torre más alta del mundo por mucho más tiempo. Ya se está construyendo su sucesora en Yida (Arabia Saudita) con el nombre de Kingdom Tower y con 1000 metros de altura. Pero no se dan cuenta de que 100 metros más o menos no van a influir en la percepción del visitante. Es imposible hacerse una idea de la altura de estos edificios. Levantando la cabeza hacia la aguja que lo corona, el cerebro no comprende esas dimensiones. Es raro.
Es raro que siendo una ciudad nueva, tenga el mismo problema que las viejas ciudades. El tráfico en hora punta es muy denso. Y casi siempre es hora punta. La opción más inteligente es utilizar el Metro, y la más rara es ir andando. Andar por esta ciudad es completamente imposible, no sólo por las distancias descomunales, sino porque las estrechas aceras que existen se vuelven aún más estrechas en algunos puntos. Son los puntos de encuentro entre la falta de planificación urbanística y la despreocupación por el peatón.
También me ha resultado raro la predisposición del emiratí ante la cámara. Ese era uno de los prejuicios con los que llegué. En realidad son abiertos, cercanos, amables y acceden a ser fotografiados, e incluso a ser colocados en el lugar que uno quiere. No, mejor aquí. Un poco más a la izquierda. Levanta la cabeza. Mírame. Click. Muchas gracias.
Y para rarezas, las tormentas, no de agua, sino de arena, por supuesto. Tuve la suerte y la desgracia de vivir una tormenta de arena. Desgracia porque impidió que sobrevolara la ciudad, como tenía previsto, pero suerte porque me permitió pasar unas horas de auténtica felicidad fotografiando la ciudad en solitario. Un merecido descanso ante el ajetreo y masificado turismo en grupo.
Otra de las rarezas de esta ciudad es que aún no está terminada. Es una ciudad abierta por obras. Las grúas forman parte del skyline dubaití y nadie sabe cuándo va a parar todo esto. No hay límites geográficos. Puede seguir creciendo tierra adentro, el desierto no es ninguna traba. Y puede seguir creciendo mar adentro, ya han demostrado que lo pueden hacer. La única barrera es el dinero.
Y para terminar este primer post sobre Dubai, responderé a la pregunta clave: ¿recomendaría ir a Dubai? Sí, lo haría, pero sólo si lleváis la mente abierta para disfrutar de las rarezas y si vais con la cartera llena.
Habrá más post. Más fotos. Más experiencias. Las muchas horas de viaje organizado dieron de sí. Nadie puede con mi yo desorganizado.
Permaneced atentos.
Bueno pues no sé ,lo siento pero me ha parecido algo insípido comparado con tus otros post.
Puede que porque igual tenemos ya tan visto ese país por televisión debido a sus excentricidades que por eso no me ha resultado tan interesante aunque estar in situ debe ser flipante.
Como de costumbre siento ser odidamente sincera porras.Espero mas que leer.
Habrá sido por las prisas.
Para los siguientes, ¿qué te gustaría: más texto, más fotos? Pide, que ya veré si te hago caso 😛
La verdad, me encanta «verlo» por medio de tus descripciones. Lo haces genial.
Preparando una visión de Dubai como nunca antes se había visto. Espero que te guste, Marta. Lo mismo digo por los demás seguidores del blog, que sé que los hay, y por miles 😀
Muy buen resumen, si señor. Las de la tormenta de arena son muy guapas. Solo estoy en desacuerdo en una cosa… Yo no recomendaria Dubai ni con el bolsillo lleno. Es un lugar sin alma.
Creo que es perfecto para el turismo en el que se están especializando: el turismo de «layover»: Haces escala en Dubai para ir a otro destino má apetecible pero te quedas una noche en la ciudad para ver el Burj Khalifa. Con eso es suficiente.
Enhorabuena por los fotones!
Efectivamente, Markos, el plan es ese. Una escala larga y poder dejarte sorprender por las rarezas de Dubai, pero no sólo por la Burj Khalifa, sino por esa parte vieja que no aparece en los medios de comunicación, y no lo digo por su arquitectura, que aunque curiosa por tratarse de construcciones de coral, no es atractiva, sino por la gente. Me sentí muy a gusto con ellos.
Gracias por pasarte por aquí y por tu comentario, sobre todo por lo de «fotones» 😀