7 razones por las que visitar Munich durante la Oktoberfest

Mi primer viaje al extranjero lo hice a Munich, entre otros motivos, para vivir la famosa Oktoberfest. Era joven y la fiesta me iba. Pasaron los años y me casé. Y para celebrarlo me fui a Munich, y lo hice durante la Oktoberfest. Era menos joven, pero esta ciudad y esta fiesta es cojonuda para todas las edades.

Aquí tenéis 7 razones por las que Munich merece la pena ser visitada. Os adelanto que la Oktoberfest son dos de estas razones.

1. Cervezas y barracas

No parece una buena idea eso de combinar cerveza con barracas, pero si los alemanes así lo han hecho será que lo es. En el recinto de la feria, en la Theresienwiese, a un lado se levantan las gigantescas carpas de las marcas cerveceras y al otro las barracas.

Lo cierto es que es un ejemplo de que la fiesta es para todos los públicos y para todos los horarios. Padres, madres, tíos y abuelos con sus respectivos pequeñuelos pueden pasárselo en grande cuando el sol calienta (calienta, sí, creedme).

Photograph Oktoberfest by Diego Jambrina on 500px

2. Los alemanes son así

Hay dos verdades que jamás he conseguido trasladarlas como tal a la gente que me pregunta por Alemania y los alemanes. Una es que en Alemania también luce el sol y hace calor. Y, la otra es que, los alemanes son gente amable. Además, en esta época, en esta ciudad y con esta fiesta es difícil ver malas caras o reproches por no saber el idioma o por no vestir el traje regional. Solo fruncirán el ceño si te ven beber cerveza en cualquier jarra que no sea de al menos 1 litro.

Pero si finalmente os animáis a visitarles y os encontráis con algún porteador de malas pulgas, no me lo tengáis en cuenta, hay gente desagradable en todo el mundo. Yo también me he topado con personas así.

3. La ciudad entera es un recinto festivo

El espacio acotado de la Oktoberfest está en Theresienwiese, al sur de la ciudad, perfectamente conectado en metro y en tranvía. Pero no es necesario acudir a ella todos los días que estéis en la ciudad, también podéis vivir la fiesta en las calles y en las diferentes cervecerías repartidas por Munich.

La más famosa, sin duda, es la Hofbräu. Famosa por su local, un edificio decorado con frescos en los techos abovedados y grandes mesas corridas. Famosa por la orquesta que anima el ambiente con canciones bávaras. Y muy cerca de la plaza María, o mejor dicho, Marienplatz, la más famosa de las plazas de la ciudad.

Hay otras buenas alternativas, como la Löwenbräu y la Augustiner, y otras cervecerías que sin estar sustentadas en una marca de cerveza, se puede comer y beber bien a gusto. Sólo tenéis que andar por las calles del centro y descubriréis alguna que os atrapará.

 

4. Al aire libre

Existe un parque, a 10 minutos andando desde la Marienplatz, con grandes espacios verdes, zona arbolada y un refrescante río. Se llama Englischergarten, y en él hay dos fantásticas cervecerías: la de la Torre China y, un poquito más adelante, la Paulaner Garten o cervecería del lago, donde además de tomar comida y cerveza, podéis tomar un poco de aire. Si el tiempo acompaña, e insisto en que durante esta época suele ser así (algo relacionado con un microclima gracias a la protección de los Alpes), es una alternativa maravillosa. Pero, achtung!, que a la noche refresca.

 

5. Cerveza rica y variada

La Oktoberfest no es la oportunidad para emborracharse y pasar desapercibido. Es la oportunidad de beber cerveza de calidad y de probar cerveza diferente. Está la cerveza clásica, la pils, llamada original o helle. También está la weissbier, cerveza de trigo, turbia y densa, que normalmente se suele beber en vasos de medio litro, pero nadie te va a mirar mal por pedir una jarra de litro. Y luego hay otros tipos diferentes y ocasionales. Suelen hacer una cerveza de verano, o sommerbier, parecida a la ALE inglesa, pero con menos amargor.

No seas aburrido y pruébalas todas. Prost!

 

6. Surfear en el río

Con tanta cerveza, tal vez no os parezca extraño encontraros a surfistas cogiendo olas en una ciudad donde la playa alemana más cercana está a 800Km, pero de hecho lo es.

Pero los muniqueses se las han ingeniado para generar olas en el río aprovechando la fuerza del agua, sin maquinaria alguna, y, bajo un estricto orden, surfean su única ola ante la atenta mirada de locales y turistas.

7. Un museo para grandes y pequeños

Si algún día os levantáis con algo de resaca, podéis hacer como los propios alemanes, es decir, desayunar cerveza y pepinillos (así, tal cual lo leéis) o tomaros la mañana libre y acudir al BMW Welt.

Alemania es la cuna de algunas de las marcas más importantes del motor. En Stuttgart hay dos museos maravillosos. Si los queréis conocer, pasaros por mis post: el de Mercedes-Benz y el de Porsche. Pero en Munich también hay un museo que merece vuestra atención: el Museo BMW.

A las afueras de la ciudad, junto al parque olímpico, BMW tiene su fábrica, el museo y un concesionario gigantesco muy bien pensado. Los amantes del motor, y cualquier persona de cualquier edad, se lo pasarán en grande en cualquiera de estos tres recintos, pero sobre todo en el Museo BMW. Un recorrido por la historia de la marca y del motor, maravillosamente organizado y expuesto.

No os lo podéis perder.

Y hasta aquí el recorrido por la ciudad cervecera más famosa del mundo. Si queréis conocer algún detalle práctico sobre ella y su Oktoberfest, no tenéis más que preguntar e invitar a una bier. Estaré encantado de responder y beber.

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