Viajar por Vietnam con una cámara de fotos. Parte II

¿Cómo viajar a Vietnam? La respuesta es fácil: en avión. Pero ¿cómo viajar por Vietnam? Sí, se puede viajar en avión. Son limpios, puntuales, modernos, son relativamente baratos, pero… vuelan alto. A 7.000 metros de altura cualquier lugar del mundo es frío, azul y carece de oxigeno. Yo opté por viajar en tren, y en dos ocasiones viajé en asiento duro. Los turistas tienen opciones más cómodas y blandas, pero a mí me interesaba conocer a los vietnamitas, no a la gente que viaja a Vietnam. Así que, puse a prueba mis músculos y huesos, y mi matrimonio, y conviví durate más de 12 horas con la gente del lugar. Xin chao.

Viajar en tren, Vietnam

A Hoi An llegué tras un larguísimo viaje en tren, seguido de uno más cortito en bus. Fue duro, pero una vez allí se esfuma cualquier dolor, porque es sencillamente espectacular. Los museos están vivos en Hoi An. Las casas particulares, joyas de la arquitectura vietnamita con fuerte influencia colonial, están abiertas a las visitas, y es muy interesante pasear por sus rincones, pero más que por los rincones en sí, porque te encuentras con la señora de la casa haciendo sus quehaceres diarios.

Tradición y arquitectura en Hoian, Vietnam

En esta ciudad del centro del país hay otros estilos arquitectónicos venidos de lejos. Hay un puente que acapara muchas miradas, un puente de estilo japonés, construido por japoneses con tecnología japonesa; preparado para aguantar poderosos seísmos. No sé si se habrá puesto a prueba, pero por él han cruzado y siguen cruzando infinidad de vietnamitas con sus mercancías, ha aguantado guerras contra imperios invencibles, que finalmente no lo fueron, y ahora sigue aguantando estoicamente las visitas de los turistas.

Puente japonés en Hoi An, Vietnam

No me marcho de Hoi An, porque aquí se encuentra uno de los más activos mercados del país. Como el mercado de la Ribera, está situado a orillas del río, por lo que está bien abastecido con todo tipo de género. Y, como con cualquier otro mercado vietnamita, disfrutas de luces, sombras y colores que hacen que las fotos tengan un algo especial.

Mercado en Hoian

Durante el día, si no se anda con cuidado, uno puede sufrir deshidratación y quemaduras en la piel por un sol achicharrante. Por eso, las noches en Vietnam se disfrutan mucho. Además, se puede pasear por las calles con cierta distracción; las motos aparcadas disminuyen el riesgo de ser atropellado. Pero no te preocupes, este riesgo existe tan sólo en el imaginario del foráneo; los vietnamitas van como si estuvieran nerviosos, pero cuando pasan con su moto a dos centímetros de ti están seguros de que no te van a tocar.

Calle de Hanoi, Vietnam

Pero si lo que quieres es alejarte de las motos mucho más que esos dos centímetros, nada mejor que perderte por la Bahía de Halong. Pero, ojo, la bahía puede ser un remanso de paz o un lugar infestado de turistas. Dale tiempo al barco para que se aleje más y más del caótico puerto de ciudad de Ha Long y de la primera parada obligada para todo el mundo, para disfrutar de una relajante calma. Tanto es el relax que incluso te olvidas de que llevas la cámara encima. No te despistes y aprovecha la baja velocidad del barco para disparar con un gran angular y captar la tranquilidad inmensa o el tele para llegar hasta ese otro barco que se cruza a lo lejos contigo.

Bahía de Halong

Los vietnamitas son gente amable y jovial, y la religión también lo es. No hay imágenes de mártires, sacrificios y penurias, como las de religiones más cercanas a occidente. Sencillamente sonríen para salir tal y como son en la foto. Por eso, deja que entre toda la luz posible en tu cámara y trata de captar el optimismo del interior de los templos.

Religión, Vietnam

La luz también está presente en el exterior de los templos, claro que sí, y los colores de los edificios perfectamente restaurados, como esta puerta en el recinto imperial de Hue, son un perfecto aliado del fotógrafo.

Hueimperial19

El recinto imperial del centro de la ciudad de Hue es una maravilla de la restauración. Los colores son vivos y combinan perfectamente con el azul del cielo, pero hay una zona apartada de la ciudad, a la que se llega en moto -todo un placer conducir mano a mano con los vietnamitas y una aventura no perderse por las carreteras sin señalización-, donde hay muchos edificios sin restaurar. Sientes cómo el tiempo les acaricia con suavidad e intensidad, procurando no derribarlos, pero palideciendo los colores. La vegetación, en estos casos, no se percibe como un intruso, sino como una perfecta compañera.

Huetemplos04

Además, te alejas de los circuitos más turísticos, y si procuras estirar el día y aguantar hasta la tarde, te encontrarás con la maravillosa oportunidad de aprovechar al máximo de un objetivo angular.

Huetemplos10

Como ves, Vietnam está llena de oportunidades para el amante de la fotografía y la gastronomía. Sólo hay que dejarse llevar por la alegría de sus gentes, tomarles como son y disparar a diestro y siniestro, porque cada rincón de este inmenso país es digno de fotografiar.

Si quieres conocerlo un poquito más, puedes leer la primera parte de este post aquí.

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