La fotografía digital es mucho más que apretar un botón

Las vacaciones para un aficionado a la fotografía como yo son, por un lado, una gran oportunidad para disfrutar apretando el botón, y, por otro, un gran suplicio. Porque, claro, caminas por la calle y todo lo que ves es nuevo, y, por tanto, atractivo, pero también ocurre que no paras de pensar ¿será esta una buena foto?, ¿qué podría hacer para que sí lo sea?

Bueno, pues lo primero es mirar a tu alrededor y si ves a algún otro turista mirando por su cámara al mismo sitio que tú, ya puedes desistir; eso que pensabas que podría ser algo especial, no deja de ser una turistada.

Cierto que hay motivos que por sí solos llenan el encuadre y tan sólo hay que dejar hacer a la cámara, pero con eso no consigues una gran foto. No puedes hacerla sólo con lo que te dan a ti, tú tienes que dar algo. Y ese algo es creatividad.

Los fotógrafos, los grandes fotógrafos, deben ser creativos. Menuda obviedad ¿verdad? Ya, es obvio, pero muchas veces las obviedades se olvidan y se acaba sucumbiendo a la grandiosidad de la realidad.

Pero esto no es lo que ocurre en este caso. Con esta fotografía, el profesional Dani Jambrina no sólo muestra Notre Dame desde un punto de vista diferente, tanto que apenas es protagonista en la fotografía, sino que crea una instantánea que no lo es. Se ve movimiento, se ve libertad, se ve naturaleza, se ve belleza, se ve París… se ve una gran fotografía.

Y, sí, claro que es mi hermano el autor de la obra, pero por eso mismo soy más crítico con él que con cualquier otro.

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